Con una voz melodiosa y un carisma que la caracteriza, María Rosa Herminia Rivas Flores, de 95 años, es una de las integrantes más entusiastas del Programa de Actividad Física para el Adulto Mayor Más 60, desarrollado en el Hogar de Ancianos San Vicente de Paúl, ubicado en el distrito de Cojutepeque, Cuscatlán.
Rivas es una de las residentes más longevas del hogar y, cada martes, está lista desde muy temprano para participar en las dinámicas y ejercicios que dirige Elizabeth Rivas, facilitadora del programa.
Para doña Herminia, como la conocen en la casa hogar, integrarse al programa en 2023 fue una nueva oportunidad para recuperar su movilidad. Relató que en 2020 sufrió una caída que afectó gravemente su salud y la obligó a desplazarse con la ayuda de una andadera. Sin embargo, gracias a las rutinas de ejercicios que realiza en cada sesión, ha logrado reducir considerablemente su dependencia de ese apoyo.
“Antes de llegar a la casa hogar, sufrí una caída muy fuerte que me dejó con problemas para caminar. Acá, el personal me ayudó con terapias y me hacían caminar con la andadera. Con la llegada de Elizabeth (Rivas), la facilitadora del programa, tengo más fuerza en las piernas y ahora ya me he alejado un poco de la andadera”, contó Herminia.
Herminia reiteró la importancia que han tenido para ella y sus compañeras las sesiones de ejercicios y dinámicas dirigidas por Lisseth, no solo por el beneficio físico, sino también por el bienestar emocional que les proporcionan.
“Con los ejercicios que ella nos enseña he cambiado mi manera de vivir. Ahora puedo decir que camino con mayor libertad. Cuando vienen a visitarme amigos o familiares, salgo a caminar solo con un bastón, por seguridad, y eso me alegra muchísimo”, expresó con emoción.
Doña Herminia agradeció a las autoridades por implementar programas pensados para el bienestar de las personas mayores y envió un mensaje a quienes deseen unirse al programa Más 60.
“Me parecen excelentes estos proyectos que el Gobierno ha puesto a nuestra disposición. Mientras uno tiene el alma en el cuerpo y está vivo, debe luchar por sentirse mejor, porque hacer ejercicio es parte de esta vida”, aseguró.
En su juventud, la vida de Herminia estuvo marcada por viajes y aventuras al lado de su tía, quien se dedicaba a vender joyería. Disfruta del canto y con frecuencia deleita con su voz a los demás residentes del hogar.
Junto a su tía, relata Herminia, conoció países como Argentina, Perú, Bolivia, Colombia y Brasil; y en Centroamérica, visitó Costa Rica, Guatemala y Honduras, lugares que recuerda con claridad y una pizca de melancolía.
Su recorrido internacional terminó con el fallecimiento de su tía, una pérdida dolorosa que dejó una huella. Ahora, doña Herminia sigue sumando experiencias, demostrando que la vitalidad no tiene edad.
