Recientemente la ultra triatleta Aixa Martínez cumplió con una de sus tantas metas deportivas: competir por El Salvador, lo cual pudo hacer realidad con la participación en el Virginia Anvil Fest 2021, en el que obtuvo el primer lugar de su categoría y fue la cuarta en la tabla general de posiciones.
Aixa, quien compitió en la Continuous Quíntuple Anvil, lleva 10 años practicando el triatlón, cumplió con la hazaña que la llenó de mucha satisfacción. La atleta logró completar con éxito 19 kilómetros de natación, recorrió 900 km en bicicleta y corrió 211 km, en un tiempo de 122 horas.
Pero, ¿quién es Aixa? Su nombre completo es Aixa Beatriz Martínez Orellana, quien nació el 6 de septiembre de 1984. Sus padres son Jorge Martínez y Abigail Orellana de Martínez. Es la tercera de cuatro hermanos, Georgina, Alexandra y Jorge.
La triatleta comenta que nunca le gustó jugar con muñecas, ya que siempre se inclinó a los deportes. Su infancia, dice, fue bastante normal, recuerda que jugaba con sus primos y hermanos, subiendo árboles y siendo una aventurera.
“Toda la vida me destaqué porque me apasionaba el deporte, desde chiquita nunca fui de las que les gustaban las muñecas, pinturas o maquillajes, siempre me gustó jugar con mis primos varones o amigos de mi clase, practicando algún tipo de deporte”, detalla la atleta.
Para 1999, durante su época estudiantil, la atleta explica que fue muy activa deportivamente, tanto así, que en su momento representó al Liceo Cristiano Reverendo Juan Bueno en las disciplinas de natación y baloncesto, pero también, dice, tomó clases de tenis, kempo y kickboxing.
Sus aventuras colegiales le permitieron participar de un intercambio internacional que la llevó a Estados Unidos, en donde tuvo la oportunidad de conocer y practicar otros deportes como lacrosse, fútbol americano y béisbol.
En el repertorio deportivo, Aixia incluyó la práctica del voleibol.“Lo que más me duró y en lo que más me destaqué y, hasta representé al colegio, así como al país, fue en voleibol. Lo hice por 5 años, pero al salir del colegio, como es una actividad por equipo, fue muy difícil de coordinar y fue que empecé a correr”, explica.
Martínez detalla que para bachillerato, y tras el regresó del intercambio estudiantil, ingresó al Colegio Internacional de San Salvador, donde continuó jugando voleibol y se involucró nuevamente en la natación.
Para Aixa, entrar al mundo del triatlón fue por casualidad, ya que al ver que ya no podía continuar con su ritmo deportivo colegial, al ingresar a la universidad y vida laboral decide correr como pasatiempo.
Posteriormente comenzó a practicar la bicimontaña, y simultáneamente a nadar nuevamente, y en menos de un año, ya hacía los tres deportes.
“En bicimontaña tuve una caída y al momento de las radiografías me detectaron una espalda defectuosa, tengo una escoliosis bien marcada por lo que me recomendaron hacer ciclismo de ruta o en la calle”, menciona la atleta.
El triatlón para ella ha sido un deporte que le ha brindado beneficios físicos, así como un mejoramiento de salud en general.
Durante el 2010 y 2011 se casa y queda embarazada, por lo que Aixa hace una pausa con sus entrenos, tiempo en que nace su hijo Ignacio Javier Cuenca Martínez. Al convertirse en madre su alma de aventurera cobra mayor fuerza, tanto, que la animó a tener como meta desarrollar un Ironman.
En 2012, la ultra triatleta se inscribe en su primer Ironman en Texas, motivada por su hijo Ignacio, de un año de edad, y es aquí en donde sin ningún entrenamiento previo pudo terminar con éxito, al recorrer 3.08 kilómetros en natación, 180 kilómetros en bicicleta y 42.02 kilómetros de carrera pedestre.
“Cuando me inscribí me dijeron que estaba loca, que cómo era posible que quería dar un paso tan grande cuando yo no había hecho nunca una triatlón, no sabía qué era lo que significaba un Ironman, pero yo dije: yo sé que yo puedo, y quiero intentarlo”, destaca Martínez.
Para la deportista, tanto el nacimiento de Ignacio y la culminación de su primer Ironman en Texas, fueron momentos importantes y decisivos para su vida, así como cuando por estallido de una hernia en su espalda que comprimió su nervio ciático y estuvo en cama sin poder moverse por un mes, por lo que fue operada de emergencia.
“No podía caminar bien, ni pararme , necesitaba asistencia para todo, hasta para ir al baño, hasta el llegar al punto de no poder moverme y quedarme en cama por completo. Me cuidaban para ir al baño y yo supe que era casi parapléjica, no podía mover más que la cabeza”, recuerda Aixa.
La máster en finanzas considera ahora que todo lo que le ha sucedido ha sido por una razón, y cree que su regresó al deporte y después de todo el momento oscuro vivido le ha servido para demostrar que es una mujer fuerte, sana y más agradecida con la vida. Esto la ha llevado a reflexionar y valorar: que cada kilómetro recorrido para ella es una bendición.
Tras dejar atrás las dificultades logró finalizar el la competencia Ironman Cozumel en 2017 y 18, así como otra en Maryland en 2019.
Este 2021 ha sido muy atípico para Aixa y la vida la marcó nuevamente con la pérdida irreparable de dos familiares muy cercanos, debido a accidentes sucedidos en fechas diferentes, los cuales también según mencionó, han sido muy dolorosos.
Este mismo año su padre también padeció COVID-19 por lo que estuvo hospitalizado en la Unidad de Cuidados Intensivos, y debido a esto, en septiembre estuvo a punto de renunciar al Quíntuple Anvil.
A pesar de estos malos momentos, la mejoría de su padre, Jorge, la motivó a no dejar sus sueños. Esta nueva energía, empujada por la promesa de su padre que estaría bien, hizo que ella cumpliera su meta. Justo al tener dos días de haber salido del hospital y estar su padre en casa, pudo viajar a Virginia.
“Solo hablaba con Dios y le decía que no entendía qué está pasando y porqué sucedió, y que me ayudara a liberarme del dolor que sentía, y en el camino fui entendiendo que debemos agarrar fuerzas de las cosas difíciles que nos pasan”, reflexiona Aixa.
La ultramaratonista considera que este año fue tan difícil en lo mental y espiritual pero aun así siguió con los entrenos subiendo el nivel de ellos entre toda la tristeza, llantos y dolor que podía sentir y pudo sacar lo bueno de ello y valorar la vida con mucho agradecimiento.
“Todo lo que pase fue una herramienta clave para que o pudiera pasar todas esas noches en vela, las madrugadas siempre con una sonrisa y el sentimiento de agradecimiento tan grande que estando ahí en la competencia no sentí dolor, ni sufrimiento, ni pensé cuánto me faltaba por completar la meta, sino que disfruté cada momento”, reitera la triatleta.
Para finalizar, Martínez reflexiona que todo lo que nos propongamos lo podemos lograr encontrando siempre el tiempo para hacerlo y organizándonos podemos llegar a la meta o el objetivo.
“Pueden pasarte cosas muy malas siempre y vamos a sobrepasarlas, y eso nos sirve para formar nuestro carácter y forma de ser, pero por más malo que la estemos pasando siempre podemos observar que hay cosas buenas dentro de todo”, aseguró la atleta.